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Diario Página 12
Suplemento Radar
12-11-2000
Por Lisa Robinson |
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Los Rolling Stones recorren "espontáneamente" la
Quinta Avenida de Nueva York en camión, el 1º de mayo, para anunciar la gira, e
improvisan una versión de "Brown Sugar", Mick canta vestido con una campera de
cuero jeans y nada de maquillaje. Le digo que debería subir así vestido al escenario.
Él me contesta. "Siempre pienso lo mismo pero cuando llega y veo las luces y la
gente me digo: Un carajo, la mitad de la diversión de tocar en vivo es disfrazarce ¿Qué
gracia tiene subir al escenario vestido como un viejo blusero?.
AEROPUERTO LA GUARDIA, 14 DE MAYO: "Adoro
Inglaterra. Pero al menor descuido, terminas pagando el 102% de lo que ganas en impuestos,
dice Mick. "No me importa pagar la mitad de lo que gano, pero no veo por qué darles
todo. Es injusto, porque esa movida musical que se armó allá (con los Beatles, Erick
Clapton y Zeppelin y Elton John y los Faces) se ha quebrado por eso. Cuando vivíamos en
Londres, que es dónde todos queríamos vivir, nos la pasábamos intercambiando ideas,
pero con las leyes impositivas fue imposible mantener esa pequeña comunidad
musical". Jimmy Page acaba de declarar que paga el 98% de lo que gana en impuestos y
que no le parece tan mal: "No tengo ahorros ni acciones en la bolsa. La única tierra
que tengo es la que hay alrededor de mi casa", dijo. Mick comenta: "Cuando
empezamos, teníamos esta idea proletariado que la posta era comprar una casa en el campo
porque la tierra alrededor de la casa pagaría todas las cuentas. Todos los músicos que
conozco compraron casas así, a los 22 o 23 años, casas enormes, y hasta ahora las están
perdiendo porque no tienen con que mantenerlas".
NUEVA YORK, 30 DE MAYO: Carly
Simon pasa caminando con un par de bolsas de la tienda Bendel´s por delante del ómnibus
que va a llevar a los 35 de la comitiva rumbo al aeropuerto de Newark, dónde nos espera
el jet alquilado que también uso Led Zeppelin en su gira. Al subir al avión, enmoquetado
en marrón y lleno de sofás de tapizado sintético, Mick comenta mortificado: "Qué
grasada" (a los Zeppelin les pareció chic). Y eso que todavía no vio el dormitorio:
ese "hogar lejos del hogar", en palabras de Jimmy Page. Le comento a Mick que vi
a Carly Simon por la calle: lo único que me pregunta es cómo iba vestida. Keith llego
dos horas tardes, cosa que para sus parámetros, es llegar a tiempo. Ian Stewart (el
pianista original de los Stones, desplazado de la banda por su aspecto demasiado
"legal" aunque siguió tocando para ellos en discos y acompañándolos en las
giras hasta su muerte en 1985, de un ataque al corazón, apenas cumplidos los 47 años, lo
que llevó a Keit a comentar "Algún día se darán cuenta hasta que punto los Stones
éramos la banda del Stu"; los comentarios que aceptó darme durante aquella gira
fueron los únicos reportajes que dio en su vida): "Esta clase de cosas son siempre
como un show de Broadway que sale de gira ,cosa que no tiene nada que ver con los Stones
originales, pero Mick lo quiere así: que el escenario sea como una flor que abre sus
pétalos y de ahí salga ese gigantesco falo inflable, y que cuando los Stones dejan de
tocar vuelvan a cerrase esos pétalos. Gastaron un millón de dólares en ese escenario,
supongo que están muy orgullosos de eso, y los pibes quedan boquiabiertos .Lo único que
yo digo es que fue el dinero lo que los metió en problemas: no pueden vivir en su país a
causa de eso, se la pasan de hotel en hotel, de mansión en mansión pero ¿dónde tienen
su hogar?". Después del primer concierto, Mick comenta: "Estos pibes están
todos puestos, ¿no? Primero toman anfetas, después bajan con un porro, después unos
saques de cocaína, después algo de heroína, y todo eso regado con vino barato o
cerveza, ¿no?. Deberíamos probar todo eso y ver qué clase de joda nos va en ese estado,
digo yo".
MISSOURI, 6 DE JUNIO:
Ensayo a las tres de la mañana en el salón del Sheraton. Mick se sienta en un costado y
mira a Keith dar las instrucciones a la banda y preparar el show."Así es cuando
suenan mejor", comenta Stu.
KANSAS CITY, 7 DE JUNIO: Con
la puerta de su habitación abierta, Mick mira por tv un show de Elvis en Las Vegas.
"Que horror. No es una parodia: se que ha convertido en eso "Irving Azoof, el
manager de los Eagles (que son teloneros de los Stones en algunos de los conciertos de la
gira), va de una habitación a otra como un lunático, pendiente de todo lo que pasa y
anunciando a quien quiera oirlo que los Egles no van a dar ningún reportaje a la prensa
"¿Quién se los pidió?", le pregunta alguien.
MILWAUKEE, 8 DE JUNIO: Cristopher
Simon Sykes, un aristócrata inglés amigo de Mick, llega a sacar fotos para un libro.
Mirando a Alan Dunn secar el suspensor color carne de Mick con un ventilador profesional
de 1000 vatios, me confiesa aterrorizado que nunca antes estuvo en una gira de rock.
"Keith es responsable en un 90% de la música, pero no hay manera de hacerlo ir a una
reunión de negocios. Si no estamos grabando o de gira, Mick se la pasa atendiendo por
teléfono a los contadores y abogados. Los otros tres se preocupan pero no tienen ni la
paciencia ni el don para los negocios. Mick, en cambio, no para nunca. Aunque podría
pagar mucho más dinero, haciendo películas o saliendo de gira solo, con una banda que le
armara Billy Preston. A veces me pregunto por qué acepta él solo cargar con toda la
responsabilidad de los Stones". Todos le tienen miedo a Keith. Es un mundo en sí
mismo, con su adicción, sus horarios vampirescos, su evasividad, su grabador perennemente
encendido con música reggae, su mujer Anita Pallenberg, su hijo Marlon de seis años, su
compadre Ronnie Wood y los acompañantes de turno. Puede estar sin dormir tres días
seguidos, encerrados en su cuarto entre inciensos y lámparas cubiertas de pañuelos
hindúes. Sale tropezando de la limosina para que lo suban al avión o lo internen en la
sala de ensayo. Y, de pronto, de las cavernas de su ensimismamiento, sale al escenario y
es puro músculo durante cada show. (Años después Keith recuerda: "Mi vida en
aquella época se reducía a una pregunta básica: ¿tengo suficiente droga para la
próxima dosis? Era como pertenecer a una elite; podía estar vomitando en una
alcantarilla y aun as{i pensar que era de la elite. Yo diría que fue un experimento que
duró un poquito demasiado tiempo").
CLEVELAND, 13 DE JUNIO: En
cuanto a sexo, parece que todos los integrantes de la gira están pasándola bien. Hay
rumores de que la habitación de Mick se llena de chicas en cuanto Bianca se va, pero por
lo que he visto no hay punto de comparación con la gira de Zeppelín: nadie fleta el jet
vació hasta Los Angeles para recoger a un a quinceañera y traerla a Chicago; ningún
miembro de la banda recorre los pasillos del hotel cubierto en crema chantilly y montado
junto a unas groupies en uno de los carritos del servicio de habitación.
CATARATAS DEL NIÁGARA, 15 DE
JUNIO: "Por favor, que nadie traiga a Mick a ver esto. Querrá tenerlo en el
escenario", comenta Peter Rudge.
TORONTO, 16 DE JUNIO: Mick me
está hablando, de Roxy Music: "Brian Ferry y yo hacemos más o menos las minas cosas
fuera del escenario. Lo estoy ayudando un poco. De hecho, es bastante bueno" (tres
años después, Mick le robó una novia: Jerry may). Alan Dunn nos interrumpe:
"¿Tienes una bombacha de más?". Mick usa pantalones semitransparentes en
escena y parece que se ha perdido su dichoso suspensor color carne, y los calzones del
representante de Atlantic Records que está con nosotros son demasiados grandes. La única
bombacha que tengo es la que estoy usando, una con puntilla que me costó una fortuna en
Bendel´s. Mick se la pone con la parte trasera adelante: "Así hay que usar las de
las chicas", dice, dando a entender que necesita espacio extra.
FILADELFIA, 30 DE JUNIO: Todos
se preguntan si los Stones irán a la Casa Blanca. "Sólo si la pintan de
negro", contesta Rudge. El tema es así: Bianca se ha hecho amiga del hijo del
presidente Ford. Va a hacerle un reportaje para la Interview de Andy Warhol y quiere armar
una sesión de fotos de los Stones (o, al menos, de Mick) en la Casa Blanca. Estamos en el
backstage, con el show a punto de empezar y Mick sigue hablando por teléfono con Bianca:
"Realmente no puedo hablar ahora. Tendría que estar en el escenario con los demás.
¿No podemos charlarlo después? Entonces la respuesta es no. No voy a hacerlo. No, ahora
tengo que cortar".
WASHINGTON, 1º DE JULIO: Mick
no va a la Casa Blanca, prefiere almorzar con Ahmet Ertegun, el jefe de Atlantic Records.
Después del Show, Ahmet da una fiesta en el Sheraton Carlton y Bianca baila Ocán Pierre
LaRoche, el maquillador que Mick le robó a David Bowie. Mick está sentado en un rincón,
de un humor de perros, hasta que se va. Bianca dice que perdió unas medallas que tenía
en su chaqueta y se pone a buscarlas en cuatro patas. Alguien pregunta en voz alta qué
está buscando. "La felicidad", contesta otro. Horas más tarde, Mick declara a
la prensa: "Un montón de gente la pasó bien en Altamont. Todo el tiempo me estoy
cruzando con gente que me dice que la pasó bomba allá. Creo que las únicas dos personas
que no la pasaron bien esa noche fueron el tipo que murió y yo".
EN VUELO HACIA MEMPHIS, 3 DE JULIO:
Los teléfonos no paran de sonar: celebridades que piden entradas gratis para los
conciertos den el Forum. Ryan Oneal cuelga cuando le dice que tiene que pagar. Diana Ross
y su marido Bob Ellis (que es el manager de Ronnie Wood) dan una fiesta en su casa de
Beverly Hills. La fiesta es en el jardín, nadie puede entrar en la casa. Hasta que Ronnie
y Keith dicen al carajo y todos los siguen adentro. Diana Ross no sonríe en toda la
noche. Al amanecer, da vuelta en el hotel, avisan que llamó Keith Moon: dice que cree que
George Harrison está buscando a Mick.
LOS ANGELES, 10 DE JULIO: El
concierto abre con unos percusionistas mexicanos. Cubanos e indios avanzando por los
pasillos haciendo sonar sus instrumentos. "¿Qué mierda es esto?, dice la mujer de
Charlie Watts, Shirley. Tony King le contesta: "Son los acomodadores llevando a
Bianca hasta su asiento". Después el show, Billy Graham da una fiesta cerrada en el
pullman del Roxy para que veamos tocar a Bob Marley y los Wailers. Hay un vaso de tequila
junto al otro a lo largo de toda la baranda del pullman, que mide más de icen metros.
Descubro que en cada ciudad donde tocamos hay un médico disponible a toda hora para hacer
recetas. Los nombres no pueden ser más sonara así. Y lo más importante no es cuanto uno
o cuánto gana uno, sino si agregó algo. Tiene esa cosa increíble de transmisión, la
música. Uno no tiene el menor control sobre ella: cae bajo su influjo. Es algo muy puro,
por eso ha durado tanto. Y por eso es secundario si después uno lo pervierte para sus
propios fines, o consigue vivir de eso, o se rinde".
SEATTLE, 18 DE JULIO:
"Paso un montón de tiempo en mi habitación", dice Mick. "Es muy raro
estar delante de mucha gente, no sé hacer otra cosa que actuar, entretener. No es que
estar solo sea más sano, aunque ayuda, porque en estas giras todo se sale de madre. Es
cierto que, cuando más sexo tenés, más tensión liberas. Pero yo libero bastante
tensión en el escenario. Creo que si estuviera todo el tiempo quieto, como Bill Giman, me
volvería loco". Sty recuerda los días en que Mick estaba con Marianne Faithfull:
"Cogían como conejos. Uno entraba en la habitación donde estaban y la veía a ella
radiante, sentada en la cama con una sonrisa celestial, y a él tendido a su lado
completamente consumido".
DENVER, 20 DE JULIO: Rudge
dice que Elton John, que está grabando cerca, en el Caribou, quiere darle una fiesta a la
banda. "Sólo si nos regala un Rembrandt a cada uno", dice Keith. En realidad,
parece que Elton pidió subir al escenario cuando la banda toque "Honku Tonk
Women". Después del concierto, Stu comenta que fue notable el tiempo que aguantó
Elton sobre el escenario, teniendo en cuenta que no sabía los acordes de casi ninguna
canción.
DETROIT, 27 DE JULIO: Danny
Markus, que viaja con una cajita llena de porros con monograma, aparece en el backstage
con un traje de batik rosado que dice que compró para zafar de ser miembro del jurado en
un tribunal. Mientras me está contando eso, oigo los primeros acordes de
"Happy" desde el escenario y, para zafar, digo: La canción de Keith". El
tipo que le hizo dedo a Keith y a Ronnie, que ha sido incorporado como miembro estable de
la comitiva, me mira escandalizado: "Todas las canciones son de Keith".
BÚFALO, 7 DE AGOSTO: Son las
dos de la mañana. Mick entra gritando"¡La libra cerró a dos dólares con
diez!". Stu está sentado al piano. "Lo único que lamento es que, si no me
hubieran echado de la banda (cosa que hicieron con mucho tato, y ya es historia vieja),
hoy sería mucho mejor pianista de lo que soy". Un par de horas después, en la
habitación de Keith, Mick, Ronnie y Billy Preston escuchan el nuevo disco de Rod Stewart,
Atlantic Crossing. "Suena un poco mersa, con todos esos temas lentos, ¿no?, dice
Mick, que quiere a toda costa que Ronnie se quede con los Stones y no vuelva con los
Faces. Keith pone un poco de reggae, alguien enciende la TV sin sonido, ruido de copas
brindando, toses, risas, Mick baila solo, hasta que se va a dormir, alguien pide el
desayuno para todos a las ocho de la mañana. Danny Markus le dice a Keith: "Hoy a la
noche es el último concierto bajo techo. Espero que cerremos bien la gira". Keith lo
mira imperturbable y contesta: "Mejor que se lo digas a los miembros de la banda que
encuentres despiertos". |